Esto no es como me lo contaron

O de cómo ser la madre que nunca pensaste que serías

La maternidad de la A a la Z: con G de Grita

14 comentarios

Tengo una entrada en borrador desde el 28 de octubre de 2013. Es curioso, porque sólo tiene línea y media, pero tiene título, se llama Grita y comienza así: Hoy necesito gritar, dejarlo salir. Quiero que el mundo sepa que cuatro meses sigo sintiéndome perdida si no te tengo conmigo, que sigue doliendo como el primero.

El día que escribí esas líneas fue uno de esos de negros nubarrones sobre mi cabeza. No recuerdo si habíamos tenido médico o si Ojazos se había ido llorando a la guarde con papá, pero sí recuerdo mi infinita tristeza aquella mañana. Me senté a soltarlo, dedos ágiles sobre el teclado, y recibí una llamada «¿Tienes plan a comer?» y, para disipar los nubarrones, acepté y dejé de escibir.

Una de las primeras personas que me comentó en este blog me dijo que sonaba triste, que era una pena que viviera mi maternidad así. Y sí, quizá sueno triste muchas veces, quizá me dejo llevar en extremo, pero es que no entiendo, no acepto, me rebelo por la ma(pa)ternidad que me (nos) ha tocado vivir.  Cada día cuando me despido de mi hijo se me parte el alma, aunque intente no pensarlo, porque sé que, como mínimo, pasarán catorce horas hasta que nos volvamos a ver. Mientras escribo esto miro su foto en mi mesa, esa cara casi perfecta, esa sonrisa franca, esos ojos tan abiertos, con tantas ganas de conocer el mundo, y me dan ganas de echarme a llorar. No creo que sea una mujer débil, puede que un poco sensiblona o sensiblera, es cierto, pero la vida me ha enseñado que si me pone contra las cuerdas no me dejo doblegar. Por eso pienso que si lloro por sus ausencias es por dejarlo salir, por no quemarme, por no pudrirme por dentro, por no enfermarme, ay, esa enfermedad que mi madre tanto temía cuando me reincorporé al trabajo.

No creo que viva mi maternidad con tristeza, muy al contrario. Cuando estoy con Ojazos todo son risas, sonrisas, juegos… he descubierto en mí una imaginación increíble que inventa historias sobre las cosas más corrientes, que descubre inusitadas posturas para los músculos de mi cara hasta el punto de provocar sus carcajadas. Me tiro por el suelo, lo levanto, le hago cosquillas, hago correr sus coches por mi cuerpo…  Mi maternidad sólo es triste cuando estoy lejos de él. Y es entonces cuando necesito gritar.

He descubierto el grito como expresión de disconformidad, como la expresión que más se se acerca a expresar lo que siento. Gritar es liberador. Pero gritar a pulmón abierto, a garganta desgarrada, con los brazos extendidos y las manos hacia abajo, con todos los dedos tensos, con los ojos cerrados y el cuerpo saliendo por la boca. Gritar de verdad. Gritar para que me oigan, aquí y en la China, para que sepan que no me conformo y que no deja de doler, que sigo sintiendo que esta separación es lo más inhumano e injusto que vive una madre. Porque la ley debería protegernos y no fingir que lo hace para que, los que la hacen, puedan dormir tranquilos por las noches. Porque la elección debería ser real y no una pantomima. Así que seguiré gritando y os animo a que hagáis lo mismo. Gritad. Gritad. Que nos oigan.


 

Autor: Let

Me llamo Leticia, Let para los amigos, y siempre he querido escribir. Tengo montones de libretas con bosquejos de historias que se han quedado congelados. Tengo una novela en camino que algún día llegará.

14 pensamientos en “La maternidad de la A a la Z: con G de Grita

  1. Di que´sí nenita, tu grita, patalea, rebélate, y cuando estés con él disfrútalo a tope. Qué te voy a decir que tu no sepas. No es justo y no hay porqué acostumbrarse a las injusticias. Y al que no le guste…

    • Es que si no grito me muero. Es que estoy cansada de que seamos tantos con ganas de cambiar y no cambiemos nada. La importancia de la vida privada ha quedado diluida en esta sociedad. Es completamente injusto y desacertado, pero seguimos tragando. Un beso enorme y gracias por pasar.

  2. Precioso post. Tiene rabia, ansiedad y amor, mucho amor. Muchisimo amor de ese de verdad, del q sale de las tripas y lo vence todo. Grita, q salga… yo grito tb, por mi y por todas las madres q creemos q hay q cambiar el modelo ds conciliacion q tenemos.
    Buena terapia el grito. Ojala un dia no tengas q gritar
    Un beso
    Carmen.-

    • Gracias por gritar conmigo Carmen. Como decía en el post, que nos oigan, que se sientan molestos. Necesitamos tiempo para tener vida, pero parece que a nadie le importa.
      Muchas gracias por pasar y por dejar tu huellita.

  3. Grita todo lo fuerte y cuantas veces quieras, además como bien dices nos ayuda muchísimo a relajarnos y sacar muchas cosas que tenemos dentro. Quédate con todo lo bueno de tu maternidad y con esos ojos tan bonitos de tu peque 🙂

    Un fuerte abrazo!

    • Eso intento, Silvia, retener sólo lo bueno y dejar que lo malo desparezca o no tenga tanta importancia, pero es difícil bucear en el día a día y no hundirse. Muchísimas gracias por pasar. Un besote.

  4. Qué maravilla de post, Let!!! La maternidad es una sorpresa y cada mujer la siente y expresa según sus circunstancias. Mi reincorporación al trabajo yo la viví con una mezcla de pena y de alegría, porque también sentía que necesitaba salir del bucle en el que se habían convertido mis días. Pero yo no tengo los mismos horarios infernales que tú. Con tu jornada laboral y tus circunstancias, es imposible no sentir ganas de gritar. Porque las horas que tu hijo pasan sin ti son demasiadas. Muy por encima de lo admisible. Porque la cantidad de horas que tú pasas sin tu hijo y sin sus ojazos y sin sus sonrisas NO es justo, ni racional.

    Grita, grita fuerte. Que todos te oigan. Que nadie te pare. Quizá el grito llegue a quien tiene que llegar. Y si no mientras tanto, habrá valido para limpiar tu alma de rabia.

    Un abrazo preciosa y gracias por escribir así de bonito y compartirlo!

    • Me emocionas Tri. Me dejas sin palabras con las tuyas tan preciosas. Muchas gracias por lo que me dices, muchas gracias por el apoyo, muchas gracias por pasar. Un besote enorme.

  5. Leti, me desgarras el alma y me causas admiración como madre a partes iguales.
    Insisto en que he visto como disfrutas con ojazos, y eso no tiene precio, pero me hago una idea de como te sientes estando taaaanto tiempo separada de él, yo estoy menos horas y aunque reconozco q a veces es liberador, duele.
    Grita, chilla y patalea, que no estarás sola en esta lucha, algo se tiene que mover en el mundo.
    Mientras tanto, sigue disfrutando de tu principe y regalandonos momentos como estos, igual hoy nos toca el euromillones 😉

    • Ay Toñi, me encanta lo que me dices porque tú me has visto con él y tu opinión es desde la cercanía. Ojalá llegue ese golpe de suerte que nos mejore la existencia. Mientras lo hace, seguiré gritando.
      Un besote y gracias por pasar.

  6. Pingback: La maternidad de la A a la Z: con Q de Queja | Esto no es como me lo contaron

  7. Hola!!! Me siento tan identificada contigo, Leticia… (soy Chus, estuvimos hablando el sabado en el parque)… Ya te dije que entraria a ver tus cositas… y si es muy triste separarnos de ellos tantas horas, y encima lo comentas en la familia y pareces un bicho raro, o piensan que no quieres trabajar, o yo que se… asi que a GRITAR!!!

    • Hola Chus, qué alegría y qué ilusión que hayas pasado por aquí. Qué bueno (y qué malo al mismo tiempo) que nos entendamos. Malo porque, desgraciadamente, vivimos lo mismo. Mucho ánimo con tus ratos de sacaleches e intenta disfrutar de tu enana, ya verás que el tiempo con ella siempre parece poco. Ojalá tengamos oportunidad de vernos otro ratito en el parque. Un abrazo y muchas gracias por venir.

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