Desde los 7 años (mi madre jura y perjura que desde los 8, pero yo estoy segura de que, aunque fuera la pequeña, tengo razón yo) llevo gafas. Primero fueron aquellas enormes de los 80, luego metalicas o de acetato y ahora enormes otra vez, estética gafapasta pseudomodernilla. Desde que nací soy portadora de unos ojazos enormes cuyo color ha ido mutando al ritmo de mi personalidad y lo que al principio era azul ha dado paso a un color que parece verde, pero que, si te fijas, en realidad corresponde a un filo azul intenso con un centro moteado en amarillo y caramelo. Raros. Y muy bonitos, verdad verdadera aunque sea yo quien lo diga. Desde los 7 años llevo aguantando la misma frase: “Qué ojos tan bonitos, qué pena que lleves gafas”.
Mis ojos son mi seña de identidad. Tengo un amigo que me llama así, Ojazos, y fue lo primero que le llamó la atención a un exnovio, a mi ex-novio, “¿Te han dicho alguna vez que tienes unos ojos preciosos?”, sí, claro, que me lo habían dicho, tantas veces que a puntito estuve de contestarle que eran lentillas. Esa es la otra frase estrella “Tienes unos ojos preciosos”. Si me hubieran dado un euro por cada vez que me la han dedicado… Por supuesto, no me quejo, eh, que me limito a recoger la muy halagadora realidad.
Cuando nació mi bebé tenía los ojos azules. Los podéis ver aquí donde también os contaba que todo el mundo vaticinaba que le irían cambiando. El pequeño iba creciendo y el azul de sus ojos se intensificaba, un azul alucinante, y mi entorno comenzó a referirse a él como el Ojazos, no sólo mi cercanía, también mis queridísimas Carol y Vir desde esas eternas conversaciones en whatsapp empezaron a llamarle así. Y después, llegó Natalia con sus dos preciosos bombones y una vez más el apodo fue el mismo. Con más de 30 años de diferencia entre ambos, bebé y mamá comparten epíteto y la idea no puede gustarme más, tanto me gusta que es el nombre que he elegido para referirme a él en este blog. A día de hoy todo mi entorno 2.0 lo conoce así. Y me encanta que así sea. Compartimos apodo, además de otras mil cosas, pero no quiero engañar a nadie… los ojazos de mi Ojazos son infinitamente más hermosos que los míos. Palabra de madre.
9 abril, 2014 en 18:03
Que fuerte, que esto no me deja publicar… a ver si a la segunda…
Pues si, te decia, que verdad verdadera, ojazos los de la madre y los del enano… y también te decía que a mi, lo de describir los ojos se me da fatal, no me salgo de marrones, verdes o azules, ni avellana, ni nocilla, ni siquiera negros, jajaja
14 abril, 2014 en 15:50
Bueno… tu dices que mis ojos son verdes y yo te lo compro. Son dos, grandes y me sirven para ver, aunque con ayuda. Un beso fuerte
10 abril, 2014 en 12:09
Si es que se te nota que llevas las letras en la sangre, menuda forma de describir!
No es una pena que lleves gafas, a mi me gustan! Son un marco ideal para esos ojazos!
Me hace mucha ilusión que me nombres, además, porque siento, todavía más, este blog un poquito mío! 😉
Muacks!
14 abril, 2014 en 15:53
Ay Vir, gracias por esa visión tan positiva. Ahora las gafas son muy bonitas, pero en los 80 eran un poquito difíciles… por ser suave en la descripción. Mi marido me propuso hace años (cuando pensábamos que escribiría un libro que nos retiraría, claro) regalarme la operación de la vista para deshacerme del marco al que te refieres. Ahora mismo no hay dinero, pero es que, además, con las gafas tan bonitas que hacen ahora sería una pena dejar de llevarlas.
Este rinconcito es tuyo.Y de Carol. Sin vuestro impulso sería mucho más difícil.
Gracias por pasar y por comentar. Un besote.
11 abril, 2014 en 6:50
Yo no puedo más contigo. En cada post me quedo con ganas de más. Tienes un don, cielo mío, no dejo de repetirlo. Ojalá el destino tenga algo preparado para enseñar al mundo ese don.
Ojazos es ojazos, es sonrisa, es picardía, es un crack. Es la luz de tus días, y un poquito la nuestra cuando podemos disfrutar de esa mirada intensa, aunque sea a través de una pantalla. Muero por abrazar a ese ojazos y comérmelo a besos…
14 abril, 2014 en 15:59
Gracias por animarme a cada paso, gracias, gracias, gracias. Ojalá llegue ese destino que me auguras y la vida sea si no más llevadera, más creativa.
Yo también estoy deseando que achuches a Ojazos… que eso significará que tu y yo nos conocemos también.
Un beso fuerte
11 abril, 2014 en 12:06
Con lo miope que yo soy me paso el día mirando a mi bichilla profundamente a los ojos, como si con ese gesto pudiese detectar si la niña va a tener que necesitar gafas como yo o no. la mía es otra ojazos pero de color oscurísimo. ¡Claro que todo lo tienen más bonito que nosotras!
14 abril, 2014 en 16:01
Mis tres sobrinos llevan gafas… y los mellizos tienen sólo 4 años… así que veo a Ojazos con alta probabilidad de usarlas… otro gasto más, como si la maternidad conllevara pocos.
Y digo yo que claro que los ojazos oscuros son preciosisímos, si lo de los azules es un topicazo.
Muchas gracias por pasarte y por comentar.
Un abrazo.
11 abril, 2014 en 12:08
Yo siempre he mostrado inquietudes por muchas cosas, pero desde ayer ya soy mamá primeriza y blogger durante 24 horas al día. ¡Bendita no-conciliación laboral!
11 abril, 2014 en 12:09
¡Jajaja! Me parto con mi torpeza. Después de leer tu post y comentarte, he leído otro post en otro blog ¡pero he vuelto a dejar el comentario en el tuyo! Perdón por saturarte con tantos errores.
14 abril, 2014 en 16:01
Tu comenta, comenta, que aunque sea por error hace ilusión.
15 abril, 2014 en 9:10
Ojazos tú y ojazos él. Los dos tenéis unos ojos preciosos, con gafas o sin ellas. Tu ojazos para mi cargados de amor, de dulzura, de sinceridad y de cercanía. Sus ojazos cargados de ternura, de simpatía, es espontaneidad y de alegría. Y muy pícaros. Ambos preciosos y ambos únicos. Muak!
23 abril, 2014 en 15:49
Qué comentario tan bonito Nat. Gracias por describirnos así. Eres muy bonita.
16 abril, 2014 en 19:04
Ojazos los dos! No hay dudas! Precioso post!!! Ole por ustedes y sus ojos bellísimos!!!
Besotes!!!
23 abril, 2014 en 15:47
Gracias mi linda Pao. Un besote enorme.
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