Tanta magia había y yo no me daba cuenta, tanta, pero tanta magia. Un día el yayo se fue y nos quedamos solas las cuatro, en esa suerte de matriarcado mágico, y difícil, en el que se convirtió nuestra vida. Cuatro mujeres solas viviendo en una casa que no era nuestra y que un día tuvimos que abandonar dando un giro tragicómico de 180º hasta llevarnos al barrio donde vivía quien hoy comparte conmigo cada jornada. Una madre, una abuela que ejercía de madre cuando la propia trabajaba y dos hermanas separadas por catorce meses nada más tratando de reordenar sus vidas.
Dos hermanas, decía, con los ojos tan grandes y abiertos, con tantas ganas de conocer el mundo, de explorar, de saber. Curiosas e inseguras a partes iguales, siempre dudando de nosotras, intentando a veces diluirnos en la realidad, comparándonos no sólo con el resto sino también entre nosotras, qué fácil ver el error ahora, qué complicado hacerlo entonces. Tan cabezotas, tan vehementes, una, mi hermana, perserverante y tenaz. la otra mucho más dejada, siempre con planes a medias, siempre queriendo avanzar pero quedándose por el camino. Ella, la estabilidad, yo, la montaña rusa.
Y Zurdas ambas. No sé si lo fuimos desde el principio las dos o acabamos siéndolo por imitación la una de la otra (desconozco si esto es posible). Lo que es cierto es que para nosotras lo normal es coger el boli con la izquierda y lanzarse a escribir torciendo un poco la hoja, pero sin retorcer la mano. Nunca le he preguntado a mi hermana, pero a mí me gusta (mucho) ser zurda, tanto que me descubro sonriendo con complicidad, igual que cuando porteo, a quien firma con su mano izquierda.
Mi hermana tiene tres hijos, único cada uno de ellos, con quienes crecía en nosotras la esperanza de futura zurdez en cuanto que empezaban a ser autónomos. «Parece que coge la cuchara con la izquierda… aunque luego se la pasa a la derecha» y todas sus variantes fue una de nuestras frases más repetidas. Pero ellos son tan tercos como su madre y tan rebeldes como su tía, así que todos han acabado diestros para desánimo de ambas (aunque sobre todo para mí que tan míos los siento).
Mi esperanza es ahora Ojazos , que hace poco que comienza a coger su cuchara en un afán de alimentarse solos. Me veo repitiendo como un mantra «que sea zurdo, que sea zurdo» y no porque se parezca más a mí, sino porque sea un poco menos igual que los demás, original, diferente (todo lo que permiten dos únicas opciones).
16 junio, 2014 en 15:45
Una coincidencia más. Yo TAMBIÉN soy zurda. Y también me ENCANTA serlo. También me descubro pensando «a ver si la peque lo es…». Pero reconozco que no lo he dicho en alto. Quizá porque a veces ni me acuerdo que lo soy… Tan normal me parece! Jiji
1 julio, 2014 en 16:16
Me enamoran estas coincidencias nuestras. En nuestro destino debía de estar marcado el encontrarnos. Un beso enorme.
16 junio, 2014 en 18:06
Bueno, pues yo no soy zurda… pero mi hermana sí lo es. Creo que le gusta serlo, es su marca, su diferencia. Y, aunque yo no lo soy, siempre miro con cariño a quien sí lo es porque me recuerda a mi hermana. Cuando mis hijos empezaron a coger el tenedor o el lápiz, la gente me decía que si iban a ser diestros o zurdos y, la verdad, es que a mí me da tan igual… Lo veo como algo normal, como quien es rubio en vez de moreno.
Por cirto, ¿tú no acabas con el meñique embadurnado con la tinta del boli? Porque mi hermana siempre 😉
¡Besotes!
1 julio, 2014 en 16:18
Es que yo no soy una zurda al uso, Ara, yo no escribo con la mano torcida, lo que tuerzo es el papel, así que me embadurno poco en tinta, aunque reconozco que alguna vez sí que me ha pasado. También cojo las tijeras con la derecha… vamos, que lo que soy es rara de narices, no sólo zurda. Muchas gracias por dejar tu huellita aquí. Un besote.
18 junio, 2014 en 11:30
La bichilla aún maneja pocas cosas pero hace unas semanas que me voy fijando y me da la sensación de que se defiende algo mejor con la izquierda. Pero como aún es muy pequeña no sé si esto ya será definitivo o cambiará según vaya creciendo.
1 julio, 2014 en 16:19
Con mi sobrino el mayor pensamos que sería zurdo, precisamente por lo que tú dices parecía que se defendía mejor con la izquierda, pero al final diestro es. Ya me contarás si se une a mi club tu bichilla. Un besote y muchas gracias por pasar.
22 junio, 2014 en 15:36
Yo no soy zurda, pero si q me hubiera gustado serlo. Las personas mas especiales de mi vida q no son familia lo son (mis mejores amigas y mi chico).
Tengo un bebe de 6 meses, y me lo q dices, me fijo en como coge las cosas, y me haria muchiiiisima ilusion q fuera zurda, como su padre.
Un beso
1 julio, 2014 en 16:20
Increíble la generosidad de las madres siempre queriendo que tengan cosas de ellos o que hagan cosas que les hagan felices. Me alegro de que tengas tantos zurdos buenos en tu vida, somos buena gente xD
Gracias por pasarte y por comentar. Un besote.
25 junio, 2014 en 0:58
Yo soy diestra… mi hermana mediana es zurda y al parecer Muriel también, lo que me llena de felicidad… no sé por qué, quizá porque eso la diferencia de sus papis, la hace (aún más) unica…
Besotes
1 julio, 2014 en 16:43
Qué bonito, Pao, única… ya decía yo que cada bebé que nace en una familia es único. Me encanta esa reflexión, me encanta ver la maternidad desde tus ojos. Un beso linda.
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29 junio, 2014 en 20:52
Mis peques son tan diferentes q uno es diestro y el otro zurdo…
1 julio, 2014 en 16:44
Ya vinieron juntos al mundo, han decidido no compartir nada más xD
Gracias por pasarte.